Desde que comenzó su nuevo trabajo como secretaria de una gran empresa, Hachino poco a poco ha llamado la atención del lujurioso director porque su cuerpo no sólo es blanco y regordete, sino que sus grandes pechos a menudo dejan ver sus pezones a través de los ojos. También es lo que le hace incapaz de controlar su deseo. Y esta vez decidió ir a lo grande, la invitó activamente a venir al motel para satisfacer su antojo de larga data. Lo siento por la secretaria. O aceptó o renunció a su trabajo. No tuvo otra opción, así que de mala gana le entregó su cuerpo virgen al bastardo director.