Tuve relaciones sexuales al regresar de beber con Riho, una nueva empleada. Se suponía que era solo un demonio, pero en la empresa, yo era una puta con un ogro lamiendo mi coño y mis oídos susurrando palabras sucias y chorreando en mi vagina constantemente. Lamiendo anal con las manos, follada con pistón a alta velocidad, soplado al vacío, rociado con agua bendita, correrse sin parar. Un cuerpo pero demasiado compatible. Pensé que era sólo sexo para satisfacer los deseos sexuales del otro, pero el deseo de esperma de mi vagina me llevó a un atolladero del que no podía escapar.