Aya vive feliz con su marido y su suegro. Sin embargo, a pesar de pasar diligentemente despierta toda la noche con su marido, todavía no mostraba signos de estar embarazada. Aya, que estaba cansada, consultó a su suegro y le preguntó si haría algo especial con su fallecida suegra. Mi suegro respondió entonces que el médico le había dicho que no estaba haciendo nada especial porque tenía muchos hijos y su esperma estaba muy sano. A Aya, que realmente quería tener un hijo, de repente se le ocurrió una idea y fue a ver a su suegro. Pregunté con cara seria si podía tener un hijo conmigo gracias a mi marido...